En menos de 150 años, Logroño ha tenido cuatro estaciones de tren, incluyendo una provisional que estuvo operativa durante poco más de año y medio. A pesar de todas las mudanzas, hay un problema que no ha podido resolver hasta hace poco, y que es común a casi todas las ciudades por las que pasa el tren: las vías que dividían la ciudad en dos.
Como una fría herencia de la industrialización, las vías férreas atraviesan muchas poblaciones imponiendo una muralla horizontal que, en ocasiones, se convierte también en un muro psicológico que las parte por la mitad. Logroño era una de esas ciudades, pero ha vuelto a coser las dos orillas que separaba el tren. No es que la capital riojana se haya deshecho del ferrocarril, sino que ha soterrado parte de su trazado.
Concretamente, se han soterrado 1.400 metros que abarcaban la playa de vías de la estación y tramos de vía adyacentes. Esta intervención no sólo ha unido el norte y el sur de la ciudad, sino que ha devuelto un espacio enorme al barrio.
La obra se basa en el proyecto ganador del concurso internacional por invitación convocado por la Sociedad Logroño Integración del Ferrocarril 2002 (LIF 2002, S.A.) bajo el epígrafe “Concurso Internacional para la Integración Urbana del Ferrocarril en la Ciudad de Logroño” y fallado en 2006. El proyecto ganador fue presentado por el estudio Ábalos+Herreros (de Iñaki Ábalos y Juan Herreros). No obstante, poco después del fallo, el estudio se disolvió, y el proyecto terminó por desarrollarse en el que Ábalos formó con Renata Sentkiewicz (Ábalos+Sentkiewicz).
De las 213Ha que contempla la intervención, 8.000m2 corresponden a la estación de ferrocarril. El resto se reparten entre una nueva estación de autobuses (10.800m2 ), aparcamiento, y superficies residenciales. Hay que destacar que la estación de tren no resta apenas espacio a la calle, puesto que el hecho de contar con una cubierta transitable ha permitido crear un parque sobre ella, lo que introduce esta zona dentro del concepto de urbanismo ecológico.
En ese parque, destacan los catorce lucernarios por los que la luz del sol entra a la estación. El sistema de espejos utilizado para guiar la luz hasta el interior recuerda al de la cúpula del Reichstag de Berlín, diseñada por Sir Norman Foster.
Una vez dentro, nos encontramos con una modernísima estación de aspecto limpio y frío. La nave de andenes tiene 400 metros de largo y 42 metros de ancho, y una altura de 7 metros. Este espacio acoge dos andenes y cinco vías: dos generales y tres de apartado, una de mercancías y cuatro comerciales. 18 pares de pilares con acabados en gris oscuro dan soporte a toda la estructura.
Si nos dirigimos hacia el vestíbulo, llama la atención la impresionante cubierta interior. Lamas de aluminio lacadas, agrupadas en enormes triángulos tejen un manto que cubre el techo y las columnas del vestíbulo. El aluminio aporta a la cubierta un aire moderno, mientras que las formas que esculpen los triángulos enfatizan su tridimensionalidad y la profundidad del espacio, al tiempo que difuminan la frontera entre la cubierta y los pilares.
El vestíbulo, en superficie, ocupa un área de 1.500m2 y está pavimentado con baldosas de gres, que, debido a su resistencia, resulta muy apropiado para el tránsito continuo de viajeros. Es un espacio muy amplio y luminoso, sin apenas obstáculos constructivos y con una fachada en la que predomina el vidrio, facilitando la entrada de gran cantidad de luz natural.
El AVE en camino
El AVE todavía no llega a Logroño, pero la alta velocidad ha estado en el punto de mira desde el principio del proyecto. De hecho, a menudo se utilizan términos como “estación del AVE” o “estación de alta velocidad” para referirse a las nuevas instalaciones. Aunque las vías que llegan actualmente hasta Logroño son de ancho ibérico, la estación está preparada para dar el salto al ancho estándar en cualquier momento, abriendo así la puerta a la llegada de la alta velocidad y, con ello, la integración de La Rioja en el trazado europeo. Si bien este cambio ya está previsto en los planes de infraestructuras, el plazo para convertirlo en realidad todavía es incierto, y se maneja un horizonte situado en torno al año 2030.
En la estación de tren de Logroño se instalaron las luminarias de iluminación de emergencia Lyra, Hydra Superficie, Hydra Enrasado, Lens y Vir, de la marca Daisalux.
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